El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) difundió los últimos datos sobre pobreza e indigencia, que mostraron un descenso a nivel nacional y también en el Gran Santa Fe. Para analizar estas cifras, José Luis Ambrosino, del Movimiento Los Sin Techo, explicó que si bien desde la institución aceptan los números oficiales, la realidad de los sectores más vulnerables sigue siendo crítica.
Una leve ventaja por la inflación
Según Ambrosino, la leve disminución de la indigencia puede tener una explicación técnica. “La inflación de alimentos medida por nosotros desde enero fue del 18,5%, mientras que la inflación general fue del 20%”, detalló. Como el ajuste de la Asignación Universal por Hijo (AUH) se realizó en base a la inflación general, los beneficiarios “sacaron un punto de ventaja” respecto al aumento del costo de los alimentos.
Esta mínima diferencia permitió que algunas familias que estaban en el límite de la línea de indigencia pudieran superarla estadísticamente. “El que estaba en el límite, que es $450.000, y ese mes le entraron $452.000, salió de la indigencia”, ejemplificó Ambrosino.
La situación en el Gran Santa Fe
El referente de Los Sin Techo señaló que en el Gran Santa Fe había aproximadamente 10.000 familias indigentes. Una baja del 2% representa a unas 400 familias, una cifra que, según él, “es imposible de verificar” en el trabajo territorial diario y calificó la caída como “muy baja”.
Actualmente, la Canasta Básica Alimentaria (que define la línea de indigencia) en Santa Fe se ubica en $450.000, mientras que la Canasta Básica Total (que marca la línea de pobreza) supera el millón de pesos. En la región, la pobreza bajó del 43% al 32% y la indigencia descendió del 7,9% al 6%.
La brecha que no se cierra
A pesar de la mejora estadística, Ambrosino subrayó que el problema de fondo persiste. Una familia tipo con dos asignaciones y la tarjeta alimentar recibe entre $260.000 y $270.000 mensuales. “La canasta le está saliendo $450.000, todavía le falta la brecha para llegar”, advirtió.
Para concluir, sostuvo que para el núcleo de la pobreza extrema, caracterizado por la falta de trabajo, educación y oportunidades, la única solución es una “inyección adicional de fondos”, una política que, según su visión, no está en los planes actuales del gobierno.
