Es imposible hacer un análisis correcto del año de la ganadería vacuna sin tener en consideración el impacto que tuvo la intervención del Gobierno nacional en el mercado cárnico al cerrar y luego restringir las exportaciones en su intento de estabilizar los precios internos de la carne. Esta decisión dio por tierra con las intenciones del sector de seguir creciendo en el mercado externo y evaporó las expectativas de superar el millón de toneladas exportadas en 2021.
A mediados de mayo, cuando ya se evidenciaba una espiralización de la inflación, sobre todo en los alimentos, la administración del presidente Alberto Fernández recurrió a una vieja herramienta kirchnerista para -supuestamente- poner coto a la suba de la carne vacuna, que exhibía aumentos interanuales por sobre el 70 por ciento. Lo hizo interviniendo el mercado y cerrando la exportaciones por un mes.
Ya en junio, el Gobierno diseñó un esquema de exportaciones con cupos, impidiendo exportar más del 50% de lo que cada empresa autorizada a comercializar carne al exterior había vendido en el segundo semestre de 2020. Los meses pasaron, también el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Luis Basterra, reemplazado por Julián Domínguez, y a partir del 1º de enero del 2022 solo quedará en pie la prohibición para exportar siete cortes parrilleros. Pero la baja de los precios no llegó a ser mayor que del 3% y fue borrada de un plumazo por la suba de la hacienda en noviembre.
El daño ya fue hecho, dicen desde el sector. Según cálculos de la consultora AZ Group, 2021 cerrará con exportaciones por 810.000 toneladas, casi 100.000 toneladas menos que en 2020 y 200.000 por debajo del millón a que apostaba el sector. “Argentina exportará menos y el Gobierno no podrá recaudar USD 28.147.425 en concepto de derechos de exportación”, apuntó el informe al que accedió Infobae.
El perjuicio se magnifica si se toma en cuenta que se apuntaba a exportar un millón de toneladas. De no haberse suavizado las restricciones, la reducción de ingresos para el país sería de USD 637.599.297 y la disminución de la recaudación por retenciones sería de USD 57.383.937, asegura el trabajo realizado por el analista ganadero Diego Ponti.
Para el especialista llegar al millón de toneladas no era una meta lejana, sino una posibilidad cierta. “No se trataba de algo potencial o de ver qué pasaba. Arrancamos el año por encima de lo que se exportó el año pasado y el cierre de exportaciones no solo no te dejó alcanzar ese volumen sino que se terminó el año con un 10% menos de exportaciones”, se lamentó, al mismo tiempo que consideró que el “golpe” fue transversal a toda la cadena.
Además, Ponti señaló que esta decisión afectó a los criadores, sobre todo a los que tenían China como mercad; también el novillo que no era parte de las cuotas, animal pesado de exportación que quedó fuera de los mercados; a los engordadores (feedlot), cuyo negocio tuvo un año muy complicado, con marcadas pérdidas de rentabilidad; y también para los consumidores, porque el efecto fue casi nulo en los precios. “Esta pérdida de valor se trasladó a toda la cadena, sobre todo cuando tienes que crecer en producción. Se habla mucho de un plan ganadero, pero con un cierre de exportaciones se le bajó el precio al novillo, que es el animal más pesado al que se quiere llegar”.
Reserva de valor y expectativas
Si bien la intervención del mercado cárnico fue la principal variable que afectó el normal desempeño de la cadena, también hubo otros puntos que sobresalieron durante 2021. Uno de ellos fue el prolífico momento de la cría y recría, con muy buenos precios de los terneros. Pero este aspecto se torna negativo si se tiene en cuenta que el costo de reposición de animales en los feedlots o corrales de engorde se encareció de tal manera que el negocio se volvió poco o nada rentable, más si se tiene en cuenta la suba en los precios del maíz.
La cuestión ronda también en que, debido a la incertidumbre e inestabilidad en la que se desenvuelve la economía argentina, la alta inflación , los diferentes tipos de cambio y las sucesivas devaluaciones, el ganado se volvió un refugio de valor. “Esto hizo, por un lado, que crezca mucho el precio del ternero, lo cual ha traído aparejado con los altos costos de reposición a que se haya alargado el proceso de engorde e influyó a que haya una menor oferta (de hacienda), con 1,1 millones menos de cabezas para faena. Pero, la parte positiva es que esta oferta que no estuvo durante 2021, esté el año que viene”, explicó a Infobae el director de la consultora Conocimiento Ganadero, Fernando Canosa.
No obstante estas particularidades que se dieron en el negocio ganadero durante este año y las decisiones gubernamentales restringiendo las exportaciones, Canosa entiende que la fuerte demanda internacional del producto y la imperiosa necesidad de Argentina de hacerse de dólares genuinos, son cuestiones que hacen marcadamente diferente la situación que se dio en 2008 cuando se intervinieron los mercados, tendría que derivar en un cambio de postura y limitar “las posibilidades de hacerte el malo y dar por tierra con una actividad que tiene posibilidades de crecer”. En este punto, con la entrada de Julián Domínguez y su postura de gestión podría traducirse en un “cambio de políticas” desde el Ministerio.
Por su parte, el director de la consultora Agroideas, Federico Santangelo, consideró que la iniciativa oficial representó un duro golpe a las expectativas del sector ganadero, que vive una suerte de “revival” de los años kirchneristas y genera que los empresarios ligados a la actividad “levanten el pie del acelerador y dejen de invertir, de encerrar animales”.
Para Santangelo, los recuerdos de lo que sucedió hace 15 años durante el gobierno de Néstor Kirchner y el primero de Cristina Fernández de Kirchner, cuando se produjo una de las mermas más importante en la historia del rodeo nacional, hacen que los productores “ya sepan cómo opera el Gobierno” y los “remedios” que utiliza para intentar solucionar determinadas problemáticas, como la suba de los precios internos de los alimentos, entre ellos el de la carne.
“El gran problema que tuvo durante todo el año y que tiene hoy la cadena es un remanente de las pérdidas de rodeo de hace diez años”, aseveró el especialista al considerar que “el problema de los precios en la carne es un problema estructural de falta de hacienda. Hay 5 millones menos de novillitos respecto a esos años que no se recuperaron y esa hacienda para consumo todavía falta”. En este sentido, Santangelo expuso que durante 2020 se faenaron 14,2 millones de cabezas, mientras que 2021 cerrará en 12,8 o 13 millones de animales, por lo que “nos está faltando un mes de carne. La expectativa es que vamos a estar de vuelta en otro periodo de incertidumbre”.
Lo que viene
Según cálculos de Ponti, con el nuevo esquema de exportación en 2022 las exportaciones alcanzarían las 744.778 toneladas y, de mantenerse los precios promedio de los cortes exportados que rigen la actualidad, ingresarían al país USD 2.500 millones y la cadena tributaría USD 225 millones de dólares como derechos de exportación. Con estas proyecciones, el volumen que se podría embarcar y las divisas que ingresarían podrían ser menores a las obtenidas este año.
El primer paso para estimar la exportación posible en el año que viene es calcular la faena de equilibrio; es decir, la matanza que se puede concretar sin reducir ni aumentar el stock. Para ello, Ponti partió de un stock bovino de 53,5 millones de cabezas, consensuado entre Gobierno y el sector pecuario. Luego, le adjudicó un 65% de parición durante 2022, sobre las vacas que entraron al servicio en la primavera de 2021, para, posteriormente estimar una mortandad del 2%. Así, llegó a la faena de equilibrio, que sería de 13.194.426 cabezas.
Con un peso de faena promedio de 230 kilos de res por animal, llegó a una producción de 3.034.718 de toneladas de carne vacuna en todo 2022. De ese total, se llegaría a un volumen para exportar de 744.778 toneladas teniendo en cuenta que estará prohibido embarcar siete cortes de consumo popular, mientras que 2.289.940 toneladas quedarían en el mercado interno, lo que permitiría un consumo por habitante de 50 kilos por año. Con los datos calculados por Ponti, la exportación representaría el 25% de la faena y el consumo interno se llevaría el restante 75%.
Fuente: Infobae