La crisis económica que atraviesa la Argentina se verifica en numerosos aspectos de la vida cotidiana, y la partida de científicos hacia el extranjero (denominada comúnmente "fuga de cerebros") es prueba de ello.
"El contexto actual de desfinanciamiento del sistema de Ciencia y Técnica hace que para los científicos jóvenes sea difícil ver un horizonte de trabajo en el país", lamentó el ingeniero Eduardo Dvorkin, miembro titular de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Argentina, docente e integrante del grupo CyTA, en diálogo con Veo Noticias.
Además, precisó que los salarios atrasados generan una dinámica expulsiva de los científicos y profesionales más calificados. Pero para los científicos, quedarse en la Argentina tiene sus costos que van más allá de lo estrictamente salarial: para muchos, llevar adelante sus proyectos científicos se torna una odisea ante la escasez de recursos y las demoras en el pago de subsidios.
"Con salarios tan bajos, institutos desfinanciados y escasas perspectivas de conseguir un trabajo estable, muchos optan por renunciar y, en algunos casos, por buscar opciones en el exterior. La política científica fue muy nociva en estos cuatro años", indicó Dvorkin y agregó: "Estas medidas son un retroceso de todo lo que se había logrado en más de una década".
La caída del financiamiento empieza a ser un hecho de creciente preocupación entre los científicos y sus organizaciones gremiales porque afecta a la viabilidad de los proyectos.
"La fuga de cerebros es similar a la ocurrida en los años '90. Tenemos que considerar que, debido al incremento en el número de becas otorgadas en los últimos años en relación a esa década, en la actualidad hay más trabajadores/as científicos altamente calificados que no encuentran ámbito de inserción laboral", concluyó.
