El informe “Presupuesto educativo nacional 2026”, elaborado por los investigadores Javier Curcio, María Sol Alzú y Martín Nistal para Argentinos por la Educación, analiza el proyecto de presupuesto presentado al Congreso y advierte que, pese al aumento nominal proyectado, la inversión educativa nacional se mantiene en niveles históricamente bajos.
Si bien en términos nominales la función “Educación y Cultura” recibirá 6,8 billones de pesos a precios de 2025 —lo que implica un alza del 23 % respecto al presupuesto vigente—, este crecimiento real oscila entre el 4,4 % y el 8 % dependiendo de si se toma la inflación estimada por el Gobierno (13,8 %) o el Relevamiento de Expectativas del Mercado (17,8 %).
Sin embargo, ese mayor monto no logra revertir la baja histórica de su peso en la economía: la inversión nacional en educación pasó de un pico del 1,59 % del PIB en 2015 a estimaciones de 0,86 % para 2024, 0,73 % para 2025 y un proyectado 0,75 % para 2026.
El estudio destaca que el Gobierno además propone derogar el artículo 9 de la Ley de Educación Nacional —que desde 2006 exige que la inversión consolidada de Nación y provincias en educación sea al menos del 6 % del PIB—, medida que especialistas interpretan como una señal de falta de prioridad al sector.
En el desglose, el presupuesto nacional asume aproximadamente el 25 % del gasto educativo público; el restante 75 % depende de las provincias, cuya inversión también muestra señales de contracción según el documento.
Los autores del informe afirman que la recomposición prevista para 2026 “configura un comienzo de recuperación frente al ajuste acumulado en los años anteriores”, pero advierten que ello depende del cumplimiento de los supuestos inflacionarios que el Ejecutivo incorpora.
En palabras de los autores, “es imprescindible recuperar el consenso político y social en torno a la asignación prioritaria y estable de recursos” para que la educación deje de estar en la periferia de la agenda presupuestaria.
La evaluación de este panorama sugiere que, aunque hay señales de aumento de recursos, la inversión sigue siendo insuficiente para revertir la pérdida de participación y sostener mejoras estructurales en el sistema educativo argentino.


