Cristian Carruega fue condenado finalmente a prisión perpetua por el femicidio de su ex pareja, Lorena Bonino, perpetrado el 4 de agosto de 2024 en la ciudad de Recreo.
El acuerdo de juicio abreviado fue presentado por la fiscal de la Unidad de Violencia de Género, Familiar y Sexual, Luciana Escobar Cello, y los abogados de Carruega, Catalino Portillo y Miguel Angel Suarez. El imputado participó de la audiencia por videoconferencia desde su lugar de detención y manifestó su conformidad con lo expresado.
El tribunal fue presidido por el juez penal Sergio Carraro, junto con la jueza Cecilia Labanca y el juez Martín Torres, avalaron los extremos del acuerdo y condenaron a Carruega a prisión perpetua.
Los hechos
Escobar Cello indicó que “el imputado le quitó la vida a Bonino tras una discusión que mantuvieron el domingo a la mañana en una casa ubicada en Recreo en la que vivían”.
Especificó que “para matar a la víctima, el investigado primero la apuñaló varias veces con una cuchilla”, y remarcó que “le provocó heridas cortantes en el torso, por delante y por detrás”. En tanto, expuso que “después la llevó hasta otra parte del inmueble, donde le dio al menos tres golpes en la cabeza con un martillo”. Según resaltó, “como consecuencia, la mujer falleció en el acto”.
Por otro lado, la fiscal señaló que “mientras ocurría el femicidio, también estaban en la vivienda dos adolescentes que son hijas del imputado y la víctima”. Al respecto, detalló que “ellas advirtieron lo que sucedía y se comunicaron con su abuela paterna”, y planteó que “al enterarse, el padre del investigado llamó a la Central de Emergencias 911”.
“Minutos después, agentes policiales encontraron el cuerpo sin vida de Bonino y aprehendieron al atacante, quien presentaba un grave cuadro de salud y fue trasladado al hospital José María Cullen de la capital provincial”, mencionó.
La representante del MPA destacó que “la agresión se enmarcó en una relación de pareja de alrededor de 17 años, signada por la desigualdad de poder y la violencia física, psicológica y económica que el imputado ejercía hacia Bonino”. Ejemplificó que “él solía controlar las salidas de la víctima y las conversaciones que ella tenía a través de su teléfono celular”.
