El implicado en los ataques, de 25 años de edad, fue detenido junto a otras 15 personas. Los allanamientos fueron ejecutados por la Policía Federal, la Prefectura y la Dirección de Investigaciones del Ministerio.
En una intervención conjunta del Ministerio de Seguridad de la Nación, a cargo de Patricia Bullrich, la Policía Federal Argentina junto con la Dirección Nacional de Investigaciones y la Prefectura Naval desplegaron múltiples allanamientos en la ciudad de Rosario en el marco de la investigación sobre los ataques perpetrados el pasado 23 de septiembre contra la Parroquia María Reina, la Escuela Pablo VI y las amenazas sobre el sacerdote Juan Pablo Núñez, luego de que realizara una denuncia por venta de drogas en la zona.
Los allanamientos culminaron con la detención del principal sospechoso, un hombre de 25 años de edad, y otras 15 personas vinculadas a la investigación. El ataque propiamente dicho fue perpetrado por dos hombre a bordo de una moto que dispararon contra la fachada de la Iglesia y la escuela con armas calibre 9 mm. Asimismo, el sacerdote Juan Pablo Núñez, quien había denunciado la actividad narcocriminal, fue amenazado de muerte.
“A raíz de los sucedido, el Ministerio tomó intervención y comenzó a investigar para poner a los responsables ante la justicia. No vamos a permitir que los grupos violentos se manejen con impunidad, vamos a ir hasta las últimas consecuencias para erradicar la violencia y llevarle tranquilidad a la gente”, expresó la ministra Bullrich, quien instruyó políticas expresas a la Secretaría de Seguridad que coordina Eugenio Burzaco.
El Juzgado Penal de Primera Instancia Distrito 2 de Rosario, a cargo de Juan Andrés Donnola, y la Fiscalía Regional 2 que intervienen en la causa por abuso de armas y amenazas calificadas ordenaron las requisas para dar con el paradero de todos los responsables.
Junto con los 16 detenidos se secuestraron dos armas de fuego; 37 municiones; un cargador 9 milímetros; 320 gramos de marihuana; tres envoltorios de cocaína; dos balanzas de precisión; celulares, pendrives, tablets, computadoras y dinero en efectivo.
La investigación permitió identificar al perpetrador de los ataques –quien además integra una banda criminal dedicada a la distribución, fraccionamiento, acopio y comercialización de drogas en la ciudad de Rosario.