La ciudad de Santa Fe celebra una de sus festividades más significativas: la Fiesta de San Cayetano. Desde la medianoche, el santuario ubicado en Padre Genesio 1644 recibe a miles de devotos que se acercan para pedir —o agradecer— por trabajo, salud y pan. La jornada incluyó misas cada dos horas, una procesión encabezada por el arzobispo Sergio Fenoy y un clima de fuerte espiritualidad, especialmente entre adultos mayores que año tras año renuevan su fe. El evento se da en un contexto económico difícil, lo que, según el padre Diego Sosa, incrementa la necesidad de consuelo y esperanza entre los fieles.

La devoción por San Cayetano, originaria de Italia, encontró en Argentina una resonancia especial, vinculada al deseo de un futuro digno y al sustento diario. Las espigas de trigo que lo simbolizan evocan no solo el trabajo, sino también la lucha por salir adelante. “Muchos vienen a agradecer por lo conseguido durante el año”, relató el padre Diego Sosa a Veo Noticias, quien destacó el carácter comunitario de la celebración. A lo largo del día, las misas invitan a renovar la fe en un entorno social desafiante, y la procesión central se convierte en un momento de unidad espiritual y reflexión.

Este año, la festividad adquiere una dimensión aún más profunda al enmarcarse dentro del Año Jubilar 2025, convocado por el Papa Francisco bajo el lema “Peregrinos de Esperanza”. Para el padre Sosa, la esperanza es más que un sentimiento: es la certeza de que la providencia divina cuida de cada uno. “Me gusta pensar que si este santuario existe desde hace más de 50 años, es porque quien vino a pedir, después volvió a agradecer”, expresó, convocando a vivir la jornada no solo como una tradición religiosa, sino como un acto de fe compartido que renueva la esperanza en tiempos difíciles.


