El escenario sigue mostrando que Santa Fe aún atraviesa el momento más álgido de la tercera ola de contagios e incluso la ministra de Salud, Sonia Martorano, lo calificó en las últimas horas como "uno de los momentos más complejos" de la pandemia. La funcionaria anticipó que para las últimas semanas de enero y las primeras de febrero ya se espera el amesetamiento del número de casos, proyecciones similares a las que desde fines de diciembre vienen planteando los investigadores del grupo interdisciplinario Ciencia Rosarina contra el Coronavirus. "Lo esperable es que esta semana no sea diferente a la anterior y se inicie la meseta", explicó el doctor en ingeniería e investigador, Ernesto Kofman. Por su parte, el epidemiólogo Julio Befani dejó en claro su "preocupación por la cantidad de actividades que fueron liberadas sin control alguno".
Aunque con una menor presión sobre las áreas críticas del sistema de salud, la tercera ola y la variante Omicron no dejan de golpear tanto al sector público como privado sobre todo en las salas de internación general. De hecho, en las últimas horas, ya se activaron algunas alarmas en la capital santafesina por el nivel de ocupación de camas y hubo reuniones con directores de hospitales para tener "a mano" los planes de contingencia.
"El pico lo esperamos para esta mitad de enero y un amesetamiento para fin de mes o la primera semana de febrero, pero la situación en sí está en uno de los momentos más complejos", admitió Martorano teniendo en cuenta que durante la primera ola hubo picos de casi dos mil casos, en la segunda el número más alto fue de 3.950 a nivel provincial y esta vez se alcanzaron los 12 mil.
Lo cierto es que los números aún son poco alentadores. Poniendo la lupa sobre Rosario, los informes elaborados por la Secretaría de Salud Pública municipal el 7 y el 14 de enero muestran que la positividad lejos de descender creció del 57 al 71 por ciento y la incidencia, el número de casos confirmados acumulados de los últimos catorce días cada cien mil habitantes, creció de 1.574 a 2.984 (para considerar una zona de mediano riesgo sanitario este indicador debe ser inferior a 150).
Entre los que descendieron está el número estimado de reproducción diaria, que bajó 2,06 a 1,53 y la razón de casos, que es el resultado de dividir la cantidad de casos confirmaros acumulados en los últimos 14 días y los casos confirmados en los 14 días previos, que pasó de 11,31 a 5,73, aunque el número considerado como de riesgo sanitario medio es de 1,2.
La entrada de la meseta
En sintonía con la complejidad planteada por la ministra, el hombre de los modelos matemáticos de la pandemia, Ernesto Kofman, coincidió en que en este mediados de enero la provincia estaría atravesando el pico de los contagios. "Eso es lo que tenemos proyectado desde fines de diciembre y eso significaría que esta semana el número de casos debería ser similar al de la semana anterior y así entrar en la meseta", detalló el especialista.
Sin embargo, dejó en claro que justamente por tratarse de "modelos" la evolución de la situación "depende en gran medida de un factor central que es el comportamiento social ya que las previsiones se hacen sobre la presunción de que la gente se seguirá comportando del mismo modo".
Otro elemento que sumó es el de la carga de datos y señaló que muchas veces "las demoras en la carga de los datos por la altísima demanda hace que la meseta o el leve descenso de los casos tarde más en verse porque se siguen cargando positivos con demora".
Además, sobre cómo se producirá la caída de los contagios señaló que "la teoría dice que si subió rápido bajará rápido porque básicamente el virus no encuentra personas donde contagiar y eso provoca la caída abrupta", aunque no dejó de lado que "pueden darse otros fenómenos" que modifiquen ese escenario.
El respeto a los cuidados
Lejos de las previsiones, "por lo menos hasta que no pase la temporada de verano", el epidemiólogo Julio Befani señaló que su principal preocupación es la decisión que se tomó de liberar "la totalidad de las actividades en un corto período de tiempo y sin los controles que se dijeron se harían".
Esa actividad constante y en muchos casos masiva, sumada a la falta de uso o mal uso del barbijo, son para el especialista factores centrales y, a su criterio, difícilmente en ese contexto se ponga freno a los contagios porque se favorece la circulación del virus.
"Hay que recordar que los barbijos no se pueden usar eternamente, que tienen una vida útil y que deben ser de buena calidad, que deben usarse correctamente y que no son tapabocas", insistió el médico.
Sobre lo que sucederá en las próximas semanas, consideró prudente "esperar que pasen las vacaciones" y explicó: "Hoy tenemos aún los centros turísticos colmados, sin respeto ni de las burbujas ni del distanciamiento, y la gente está aún yendo y volviendo a sus ciudades. Lo que hay que insistir es en los cuidados, en la responsabilidad individual, en respetar los aislamientos en caso de síntomas y en estimular la vacunación".
Fuente: La Capital