En el Barrio San Agustín las cosas no están bien. Ante eso, desde la Parroquia del barrio buscan dar soluciones a través del apoyo, la fe pero también reflejan la realidad que tiene más violencia y adicciones.
Al respecto, el padre Federico Correa dijo que “el barrio, tiene una realidad compleja, tenemos la bondad de la gente, que trabaja en el mercado, gente muy buena y la violencia, la droga, que hemos vivido algo muy duro, con lo que pasó en Santa Mónica” ante lo cual agregó que “la droga lleva a las armas, las armas a la violencia y la sed de venganza, rivalidades que necesitan sanar. Hay que ponerse a disposición, en la iglesia, en lo que pueda, escuchar, atender a los demás. A las familias”.
Luego, el cura manifestó que “este último tiempo se agravó. Con cuestiones familiares que necesitan sanar y perdonar. Hubo balaceras” pero también habló del panorama del barrio en general. “Una de las cosas que nosotros tuvimos problemas hace poco, la iluminación, falta, y el lugar se hace más peligroso, y la falta de presión del agua. Hay días en los que se suspendieron las clases por falta del servicio”.
Más adelante el religioso sostuvo que “la gente necesita ser escuchada. Estamos haciendo una misión en San Agustín II, con jóvenes de la Parroquia Inmaculada, están haciendo una casita de adobe, y todo es a pulmón. Hacemos lo que podemos con lo que tenemos” y “el centro de salud trabaja muy bien pero está desbordado. Hay gente que da su vida por el barrio, y da más allá de un sueldo. También hay mucha bondad”.