A medida que se extiende la campaña de vacunación contra el Covid, crece también la atención sobre los efectos secundarios de las vacunas. Sin embargo, de acuerdo a datos del Ministerio de Salud de la provincia, los reportes de síntomas febriles, dolor de cabeza o hinchazón en la zona de la aplicación apenas alcanzan al cinco por mil de los vacunados y en el 96 por ciento de los casos se trata de reacciones leves o esperables. La mayoría de las reacciones adversas se verifican entre los jóvenes, sobre todo mujeres, pero en rigor las vacunas contra el coronavirus no son más riesgosas ni presentan más inconvenientes que las de la gripe.
Al menos estos son los datos que surgen del Sistema Provincial de Farmacovigilancia, a través de la comunicación de eventos adversos supuestamente atribuibles a la vacunación e inmunización (Esavi). La coordinadora del Programa de Inmunizaciones de la provincia, Soledad Guerrero, repite que “todas las vacunas son seguras” y que “la mejor vacuna es la que está disponible” cuando las personas reciben su turno de vacunación.
Si bien su trabajo quedó en primer plano en los últimos meses, el servicio encargado de hacer la detección, el seguimiento y evaluación de las reacciones adversas relacionas con las vacunas funciona desde hace 17 años.
Con el comienzo de la campaña de vacunación contra el Covid, a fin del año pasado, se reforzó el equipo de profesionales y se implementó una nueva metodología de trabajo. A los reportes de efectos adversos que tradicionalmente se reciben en los vacunatorios, cuando las personas inoculadas consultan por algún síntoma, se sumó una nueva forma de seguimiento de pacientes, a través de encuestas telefónicas aleatorias a quienes recibieron sus dosis.
Desde que se colocaron las primeras vacunas, los encuestadores llevan contactadas 19 mil personas. Esta información ayuda a fortalecer el conocimiento que se construye sobre las vacunas. Los datos se notifican en un ficha elaborada especialmente para la comunicación de lo que los médicos llaman “eventos adversos supuestamente atribuibles a la vacunación e inmunización” (Esavi) y se envían a la Comisión Nacional de Seguridad en Vacunas, que es la encargada de determinar si esos “eventos adversos” tienen relación con la vacuna y de clasificarlos.
Los hallazgos
El martes pasado, el plan de vacunación contra el Covid cumplió seis meses. Hasta entonces, en la provincia se habían aplicado 1.683.817 dosis de las tres vacunas autorizadas por la Administración Nacional de Medicamentos. La rusa, Sputnik V, fue la más usada (con 599.626 primeras dosis y 117.687 segundas dosis), en segundo lugar quedó la producida por el laboratorio AstraZeneca (542.409 primeras dosis y 90.118 segundas) y finalmente la de origen chino, Sinopharm (201.080 y 132.897).
Como casi la mitad de todas esas vacunas se aplicaron en el último mes, las comunicaciones sobre efectos adversos crecieron. No obstante, destaca Guerrero, las tasas de notificación se mantienen: cinco de cada mil vacunados, en promedio, presentan efectos leves o moderados. Y los casos de efectos graves son de 1 cada 10 mil. En este sentido, las vacunas contra el Covid no tienen ni más ni menos reportes de efectos adversos que las de la gripe.
“El 96 por ciento de los casos reportados son leves, como cefaleas, dolores musculares, articulares, fiebre de hasta 48 grados o un estado pseudogripal, dolor local o edemas en el lugar del pinchazo. Estos aparecen entre 6 y 8 horas después de la aplicación y desaparecen antes de las 48 horas”, explica.
Toda esta información acompaña la aplicación de cada vacuna. Los vacunadores la repiten después de cada pinchazo, lo mismo que la recomendación de tomar paracetamol o ibuprofeno cada 8 horas. Guerrero aprovecha la oportunidad para desmentir dos indicaciones que circulan habitualmente: “No hay que tomar ningún analgésico antes de vacunarse, tampoco aspirinetas. No está probado que esto tenga ningún beneficio”.
Por fuera de los efectos esperables, se reportaron reacciones alérgicas en la piel, urticarias leves o moderadas, inflamaciones en la piel o situaciones más graves que demandaron atención médica o incluso internaciones. “Sobre un millón y medio de dosis, hubo 188 casos reportados como graves y la mayoría son casos coincidentes con Covid (personas que desarrollaron la enfermedad después de vacunarse). Hubo algunos casos de infartos o trombosis, pero aún la comisión nacional no se expresó sobre si estos casos tuvieron relación con la vacuna”, advierte la especialista.
Personas jóvenes y mujeres, entre los más afectados
Del análisis de los casos de efectos adversos reportados surge también que son más frecuentes entre mujeres y entre personas más jóvenes, de entre 40 y 49 años. Ambas situaciones tienen causas distintas. “El sistema inmunológico es mucho más activo en los jóvenes y por eso se comporta de un modo más reactivo en estos grupos”, señala Guerrero y recuerda que cuando comenzó la aplicación de las dosis en las residencias geriátricas, los trabajadores de las instituciones se mostraron mucho más afectados que los ancianos.
En cuanto a los mujeres, la explicación parece no ser biológica sino cultural. Tradicionalmente, son las que más consultan al sistema de salud.
De acuerdo a los datos del servicio de farmacovigilancia, hay más reportes de efectos adversos leves entre los jóvenes que recibieron la vacuna de AstraZeneca. “Es la que resultó ser más reactiva en poblaciones jóvenes, pero no más que eso”, dice Guerrero y rápidamente aclara que no hay una vacuna mejor que otra.
“La mejor es la que hay. La Anmat aprobó las tres vacunas que se están aplicando en la campaña provincial de vacunación. No hay motivo para que la población pueda elegir la vacuna cuando llega a un vacunatorio. El que determina eso es el Ministerio de Salud y no se va a citar a nadie si la aplicación de la vacuna estuviera contraindicada. Ni mucho menos se puede elegir la vacuna porque se especula con un viaje o con la posibilidad de que exista un certificado sanitario internacional”.
Fuente: La Capital
