Rusia y Estados Unidos declararon su disposición a recomponer las relaciones después de los recientes roces bilaterales por las crisis en Venezuela e Irán, según surgió de la visita que el secretario de Estado, Mike Pompeo, le realizó ayer al jefe del Kremlin, Vladímir Putin. Si bien Estados Unidos intentó ayer dar marcha atrás en su escalada con la República Islámica (ver página 19), no se aclaró como harán las partes para superar sus diferencias en torno a la permanencia o la salida de Nicolás Maduro del poder en Caracas.
El presidente ruso declaró que quiere “restaurar totalmente” el vínculo, actualmente tenso.
Al recibir a Pompeo en su residencia de verano en Sochi, sobre el Mar Negro, elogió además el reciente “informe (del fiscal especial Robert) Mueller” sobre la supuesta injerencia rusa en las elecciones estadounidenses de 2016, calificándolo como “una investigación bastante objetiva”.
Mueller concluyó que no hubo colusión entre Donald Trump y Moscú en esa ocasión, aunque sí constató una injerencia rusa en el proceso que terminó con el triunfo del republicano y la derrota de Hillary Clinton.
En tanto, Pompeo aseguró que el jefe de la Casa Blanca está “determinado” a mejorar las relaciones entre las dos potencias.
Antes de reunirse con Putin, el funcionario fue recibido en Sochi por su homólogo ruso Serguéi Lavrov.
“Estoy aquí porque el presidente Trump está decidido a mejorar esta relación”, dijo Pompeo. “Tenemos diferencias, pero no tenemos por qué ser adversarios en todos los temas”, añadió, a la vez que manifestó la intención de “estabilizar el vínculo y volver a una trayectoria que no solo sea buena para los dos países sino también para el mundo”.
“Creo que es hora de empezar a construir un modelo nuevo, más responsable y constructivo”, dijo por su parte el ministro Lavrov, quien pidió “propuestas concretas para sacar las relaciones ruso-estadounidenses de su triste estado”.
Pompeo fue el más alto responsable estadounidense en reunirse con Putin desde la cumbre en julio de 2018 en Helsinki entre este y Trump. Con todo, los desacuerdos de base persistieron.
Pompeo y Lavrov abordaron la cuestión de Venezuela, y el primero pidió que Moscú retire su apoyo, pero su llamamiento fue rechazado de plano.
“Llegó el momento de que Nicolás Maduro se vaya. No ha traído más que miseria al pueblo venezolano y esperamos que el apoyo ruso a Maduro se termine”, dijo Pompeo.
En respuesta, Lavrov denunció “las amenazas” estadounidenses al líder chavista.
Moscú es un aliado esencial del presidente Nicolás Maduro, mientras que Washington apoya al líder opositor Juan Guaidó.
Pese a la tensión evidente en esa materia, Trump aseguró a principios de este mes haber tenido una conversación telefónica “muy positiva” de más de una hora con Putin.
Según dijo, le creyó a este en su declarada intención de no interferir en Venezuela, desmintiendo a su propia diplomacia.
El presidente estadounidense había anunciado el lunes que tenía previsto reunirse con Putin en la reunión que realizará en Gruop de los 20 (G-20) en junio en Japón, pero eso fue desconocido por el Kremlin.
Fuente: Agencias AFP y Reuters,