Ningún dolor es tan irreparable como la pérdida de un hijo. El 19 de setiembre de 2019, Cristian Horacio Martínez y Jesús Ignacio Noriega, persiguieron, balearon y remataron a Maximiliano Olmos para robarle su moto.
Recordemos que los condenados luego a cadena perpetua formaban parte de una banda que se dedicaba a la sustracción de motovehículos y la víctima circulaba por la avenida Facundo Zuviría de norte a sur, giró a la izquierda y tomó la calle Domingo Silva hacia el este, donde aceleró su marcha al advertir que era perseguido por Martínez y Noriega y fue entonces cuando los agresores dispararon una pistola calibre 9 milímetros con la intención de matar a Olmos y apoderarse del vehículo en el que iba.
El hombre atacado se dirigió entonces al pasaje Pasteur, y allí los condenados volvieron a utilizar el arma de fuego en contra de él en reiteradas oportunidades. Olmos debió frenar para no ser embestido por un automóvil y los agresores lo alcanzaron y le dispararon cuatro veces más mientras estaba en el suelo y absolutamente indefenso por lo que murió esa misma noche.
Azucena Ponce de León, es su madre y desde entonces su vida cambió para siempre. Integra la Asociación de Víctimas de la Inseguridad, institución que decidió visualizar la cantidad de hechos de inseguridad seguidos de muerte que ha habido en Santa Fe, en poco tiempo.
Para eso armaron un paradójico árbol de Navidad con las fotos de todas las víctimas. Al respecto, la mujer contó a Veo Noticias que “lo llevaron a la Municipalidad, va a estar hasta una semana pero el jueves irá al Concejo y de ahí a Legislatura, y posteriormente a la Casa de Gobierno, que va a estar hasta el 23, para ser llevado a la Iglesia de la Merced en Avenida Freyre”.
Azucena reflexionó y dijo que “la inseguridad no mejoró, parece peor, yo personalmente que vivo saliendo, tengo talleres, voy a gimnasia, a pileta, para tener la mente ocupada. Salís con miedo, no sabés si vas a volver” y contó que “veo policías, quince días atrás les saqué fotos a los del Comando, metidos en un costado, tomando mates, en la otra cuadra te pueden arrebatar una cartera o matarte”.
En cuanto a la ley de protección de familiares de víctimas de homicidios, De León consignó que “no se está cumpliendo, no tenemos respaldo de nada. Apelaron los nenitos que están por lo que le hicieron a mi hijo, tienen todos los privilegios, con condena y apelan, después de lo que hicieron. Tengo 67 años y cada vez entiendo menos”.
Más adelante manifestó que “la gente no tiene empatía, siempre somos los mismos que andamos. No se suman. En la Municipalidad se acercaron porque era un acto. No sentimos acompañamiento de las autoridades. Fue la primera vez que se acercaron a nosotros” y con mucha congoja aún, explicó que “hasta que no te toca, no sabés lo que es y no te solidarizás con la otra gente. Lo he visto en las marchas. Hay familiares que se cansaron porque no tienen respuestas. La perpetua es para mí, mis hijos me pueden ver bien, pero caigo, hago de todo, no tengo ganas de hablar con nadie, ese dolor de perder un hijo no se te va nunca”.