Una familia pagó $4.900 pesos de la cuenta de un restaurante de la Costa atlántica y lo hizo con la tarjeta de la Asignación Universal por Hijo. El dueño del local gastronómico no tuvo mejor idea que escrachar a sus clientes, a través de un repudiable posteo en redes sociales. Recibió tantos comentarios de rechazo, que debió salir a pedir disculpas.
"No sabía que eran para comer en restaurante!!", escribió Claudio Santorelli, propietario del establecimiento La Parrillita, junto a una imagen donde se ve la tarjeta AUH y el ticket de lo que consumió la familia en su local.
En el ticket se observa que la familia consumió una gaseosa de litro ($530), una milanesa ($730), papas fritas (3$90) y 1/4 parrillada ($2.850). A eso se le debe sumar los 4 cubiertos ($400), por lo que la suma dio un total $4.900.
El posteó rápidamente comenzó a circular por las redes sociales y despertó la furia de algunos usuarios: “¡No tenés ética! Ese que cobra la asignación es tu cliente, te deja la plata y lo escrachás“, comentó una persona.
“Esa persona sabe lo que hizo, bien o mal o no, era su prioridad y vos te burlaste, lo hiciste quedar para la mier... porque ejerciste tu poder de comunicación. ¿Quién es el deshonesto? (…) Dedicate a atender bien a tus clientes, ¡A todos!“, reaccionó.
Ante las repercusiones, el comerciante salió a pedir disculpas y se hizo cargo de la publicación para despegar a sus socios: "Quiero pedir disculpas por la publicación que realicé hace unos días sobre el pago de una adición con la tarjeta de la Asignación Universal por HIjos de Anses. Esto no ocurrió en Don Venancio. Esta situación ocurrió en La Parrillita y soy el único responsable de la publicación".
"Pido que no se involucre a mi socio o nadie que compone el equipo de negocios. Insisto soy el único responsable de la publicación"; reiteró.
El caso cobró tal trascendencia que la Revista y Editorial Sudestada le dedicó una extensa reflexión en sus redes sociales, titulada "Yo también puedo".
"El dueño de un Restaurante, de San Clemente del Tuyú, se mostró asombrado cuando una familia fue a pagar la cuenta y entregó la tarjeta otorgada por el Anses. 'No sabía que eran para comer en restaurantes!!', dijo entre signos de pregunta e interrogación contando el hecho en sus redes sociales. Parece que los “privilegiados”, esos que tienen el derecho a disfrutar de ir de vacaciones, de cenar afuera con la familia y de darse gustos (comprarse celulares nuevos y zapatillas último modelo), se indignan cuando alguien de menos recursos accede a 'cosas de ricos'".
"El laburante, ese que se hace unos mangos en la temporada de verano en su comercio, se escandaliza de quien recibe una ayuda del Estado para tener una mejor calidad de vida, casi pagando una condena y castigo eterno por su condición humilde".
"'No sabía', dice. No tiene por qué saber, señor. Hay algo que se llama derechos y parece que no sabe muy bien de qué se trata. ¿Qué se debería comprar con estas tarjetas? Podríamos adivinar la lista de cosas que se les cruzan a estas personas por la cabeza. Nada vinculado al disfrute, por supuesto porque eso es exclusivo de sectores privilegiados que nunca pierden sin importar la gestión de turno. Como esa vez que le cuestionaron a una madre que pagaba el cable con la misma tarjeta".
"Les niñes tienen derecho a ver los dibujitos, las familias tienen derecho a disfrutar una noche de una comida. Dejemos de controlarle los gastos a los que menos tienen y miremos para arriba que sobran ricos, que nadie cuestiona, y tienen los bolsillos cada vez más llenos, pero vacíos de cualquier gramo de empatía", cierra el posteo.