La británica Joanne Rogers, de 51 años, pensaba que tenía gripe cuando empezó a sentirse mal a finales de enero, pero su enfermedad resultó ser un covid-19 no diagnosticado entonces. Tras una larga recuperación, una prueba de anticuerpos del coronavirus que se hizo en junio dio positivo. A pesar de encontrarse ya en casa, ocho meses después sigue sintiendo ansiedad, fatiga extrema y dolores musculares, lo que podría ser una forma grave de covid de larga duración.
Rogers, residente en la localidad inglesa de Colchester, ingresó en el hospital el 15 de febrero, dos semanas después de sentir los primeras síntomas de la enfermedad. Los médicos le diagnosticaron una neumonía severa y le indujeron un coma y la sometieron a una traqueotomía para conectarla a un ventilador.
En aquel entonces, los jefes de salud británicos seguían creyendo que existía una escasa propagación del covid-19 en el país y que esta solo se daba entre las personas que habían regresado del extranjero. Por este motivo, nadie le hizo la prueba del coronavirus en los 17 días que estuvo en cuidados intensivos.
Su primera prueba de anticuerpos no llegaría hasta el mes de junio, cuando se confirmó que había pasado por una infección de SARS-CoV-2, lo que podría convertir a Rogers en la primera persona con un caso de covid-19 confirmado en el país británico.
"Creo que este será el primer caso confirmado documentado en el Reino Unido. Es bastante razonable creer que esto estuvo circulando en enero. En aquel entonces, nadie podría haber predicho la catástrofe que vendría", dijo el profesor Francois Balloux del University College de Londres.
La mujer sigue sufriendo pesadillas, ansiedad, fatiga extrema y dolores musculares continuos. Pese a ello, su baja por enfermedad terminó este mes y su solicitud para recibir ayudas a la dependencia fue rechazada, ya que las autoridades británicas todavía no reconocen al covid de larga duración como una discapacidad.
Fuente: Daily Mirror