El río Paraná atraviesa la bajante más pronunciada de los últimos 50 años, al llegar este miércoles a los 18 centímetros en el puerto de Rosario, una situación que pone en alerta al sector agroexportador porque los buques que arriban a las terminales de la región deben cargar menos granos debido a la escasa profundidad del canal de navegación y completar las bodegas en otros puertos, como el de Quequén y Bahía Blanca y en el exterior, en Montevideo y Brasil.
El último registro de Prefectura Naval Argentina en el puerto de Rosario es de 18 centímetros y los pronósticos indican que el río seguirá a la baja, algo que se refleja también hacia el norte, en todos los puertos sobre el Paraná, y también en el río Paraguay, que forma parte de la hidrovía.
El pico de la bajante que se inició el año pasado, según los registros de Prefectura, fue en agosto, cuando el nivel del Paraná llegó a 30 centímetros a la altura de Rosario. El nivel del río subió un poco a fin de año pero nunca recuperó el caudal normal y se reinició el período de bajante otra vez en abril.
La altura del río preocupa al sector agroexportador porque a través del Paraná sale hacia el exterior el 85% de la cosecha de soja y maíz. Por ahora el tráfico fluvial por la hidrovía no se vio afectado por la escasez de agua, aunque los buques están obligados a reducir la carga en sus bodegas para poder navegar en menor profundidad.
Guillermo Wade, gerente de la Cámara de Actividades Portuarias y Marítimas, señaló a LA NACION que por ahora “el tráfico fluvial no está complicado, pero los barcos están cargando menos en sus bodegas, por efecto de la bajante”.
“Los buques están obligados a completar los cupos de las cargas en las terminales de Quequén, en Bahía Blanca y también en Montevideo y Brasil”, señaló el directivo.
Wade sostuvo que “algunas terminales portuarias debieron realizar durante los últimos días trabajos en los muelles con dragas porque se redujo de manera importante la profundidad en esas zonas de carga”.
En la Cámara de Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara) manifestaron su preocupación por la bajante y advirtieron que esta situación en el río “ya está afectando las exportaciones”.
“Hay varaduras todo el tiempo, menos cargas en barcos que luego se van a Brasil a terminar de completar, costos de logística que se incrementan y pérdida de ventas entre otros aspectos. Por eso es crítico seguir con el dragado y balizamiento eficiente como hasta ahora. Un solo día sin dragado nos dejaría sin vía navegable y toda esta situación puede empeorar aún más”, explicó a LA NACION Gustavo Idígoras, presidente de Ciara.
Impacto
Desde la Bolsa de Comercio de Rosario señalaron que ante la bajante la capacidad de carga de los barcos disminuirá, “dependiendo del tipo de buque, entre 6000 y 9000/10.000 toneladas”. Esta menor ocupación de las bodegas en la jerga se denomina “falso flete” e implica que el costo de ese embarque debe prorratearse en una menor cantidad de toneladas transportadas.
Además, el menor nivel del río obligará a “tener mayores precauciones y esto complica la logística porque la hace más lenta”.
El año pasado, en una situación similar, la Dirección de Informaciones de la Bolsa de Comercio calculó que los sobrecostos habían sido de US$240/245 millones.
Según un informe del Instituto Nacional del Agua (INA), para el 29 de junio en los puertos de Santa Fe y de Rosario se espera un nivel mínimo del río Paraná en 0,25 y 0,00 metros. “Es alta la probabilidad de un agravamiento de la bajante en el río Paraná. Con la tendencia prevista, todo el tramo del río Paraná en territorio argentino alcanzaría niveles de similar orden a los registrados en el año más bajo de la historia registrada: 1944. No se espera una mejora sensible en los próximos meses. El mes de julio será especialmente crítico, con afectación a todos los usos del recurso hídrico, especialmente la captación de agua fluvial para consumo humano”, señala el documento del INA.
Fuente: La Nación