“Todo esto fue muy vertiginoso, pasamos días de tensión que se alargaron hasta último momento. Creo que recién cuando todo esto se calme nos caerán las fichas, como dicen, y empezaremos a sentir la ausencia de Mariela. Ya sabemos que no está, pero todavía no hemos terminado de caer”. Con estas palabras, Carmen Cappello resumió a La Capital el estado de ánimo de familiares y allegados a Mariela Natalí, la sanlorencina de 44 años cuyo cuerpo sin vida fue hallado el martes en Capilla del Monte, luego de ser buscado intensamente durante dos semanas.
Dolor, incertidumbre y algo de desasosiego por cosas que “no cierran” se vivían ayer en el velorio de Mariela. La casa de sepelios Caramuto de San Lorenzo, que fue gentilmente cedida a la familia para el velorio de la mujer de 44 años, estaba colmada de vecinos, amigos e integrantes de la iglesia Testigos de Jehová, adonde pertenecía la víctima.
Mariela desapareció el martes 4 de febrero camino al balneario La Toma, de Capilla del Monte. Un gran operativo se desplegó desde entonces para dar con su paradero, aunque por lo bajo, en el velorio no fueron pocos los que se quejaron por lo “lento” de las actuaciones, y por ciertas negativas a propuestas de familias y allegados.
La llegada del cuerpo de Mariela estaba prevista para el viernes, pero inesperadamente, la madre fue citada nuevamente a presentarse en Cosquín para culminar con una serie de trámites. Esto, además de retrasar un día el traslado y el velorio de la mujer, generó cierto escozor entre los allegados.
“Si no hubiese sido por la gente que me acompañó desde San Lorenzo, y sobre todo de la prensa que nos brindó tanto apoyo, creo que todo este caso quedaba en la nada” le dijo la mamá de Mariela al cronista de La Capital, quien fue amablemente atendido por todos los presentes en la sala mortuoria, llena de visitantes.
Lorenzo Natanael es anciano de congregación entre los Testigos de Jehová (lo que se conoce como pastor en otras religiones cristianas). Fue el encargado de ofrecer durante el velorio unos textos bíblicos y recordar a la víctima (profesaba esa fe), además de ofrecer contención a los presentes.
“Es lo que hacemos, honrar al que ya no está, recordar lo bueno que hizo e vida. Resaltamos nuestras creencias y les damos ánimo a familiares y amigos. Venimos sobre todo a darle contención a la mamá, porque somos una familia”, le explicó luego este diario. Y abundó: “Mariela era una gran persona, y hay una anécdota, una de las tantas, que lo muestra: en una ocasión, un matrimonio de adultos mayores pasó por un mal momento porque a la mujer tuvieron que internarla, mientras que el hombre debía quedarse a cuidarla. Mariela les llevaba la comida, les lavaba la ropa y hasta les proporcionó dinero, siendo que, como todos sabemos, no tenía mucho recursos. Es que así era ella”, contó.
No obstante, en el velorio surgían los interrogantes: “Hay cosas que no nos cierran, nos cuesta creer que Mariela haya desaparecido así porque sí, que se haya apartado tan ligeramente del camino. Veremos cómo avanza esta causa, la familia tiene abogados en Córdoba y en San Lorenzo siguiendo este tema” dijo en estricto off the récord un allegado a la mujer.
A Capilla del Monte
Desde la desaparición de la sanlorencina, tanto la madre de la víctima como un grupo de amigos de la familia se trasladaron a Capilla del Monte para seguir los acontecimientos. “Era todo muy lento”, dijo Carina, quien asegura que se toparon con muchos impedimentos.
Lo cierro es que el cuerpo de la mujer fue hallado el martes pasado en un lugar inhóspito del Valle de Punilla, luego de un operativo sin precedentes en la zona, con policías, bomberos, baqueanos, perros rastreadores y buzos tácticos, con apoyo de un helicóptero y de drones. Aseguran que fue el operativo más importante de la historia del valle de Punilla, y uno de los más trascendentes de toda Córdoba.
Una vez hallado el cuerpo, el fiscal de Cosquín Raúl Ramírez comenzó a rearmar el caso para saber qué fue exactamente lo que pasó con la mujer, que apareció semisumergida en un arroyo de muy poca profundidad.
Las primeras informaciones de la autopsia practicada en el cadáver de la mujer arrojaron que la muerte se produjo a causa de asfixia por sumersión. Es decir, se ahogó.
Junto al cuerpo de Mariela se hallaron el martes pasado todas sus pertenencias, Mariela no presentaba signos de haber sufrido algún ataque por parte de otras personas, ni heridas compatibles con una caída a gran altura.
Lo cierto es que el caso abrió distintos interrogantes y conjeturas. Lo primero que deberá develarse (aún no hubo información oficial al respecto) es la data exacta del deceso, lo que permitiría determinar si estuvo o no expuesta mucho tiempo a la intemperie, buscando su supervivencia.
Teorías
Mariela Natalí fue hallada boca abajo, con las manos en el pecho y en un arroyo de muy poco caudal, lo que hace preguntar cómo no pudo incorporarse tras esa caída.
Por eso, existe la teoría de que quizás se haya descompensado y desvanecido, sin posibilidad de moverse más ni de reincorporarse por sus propios medios. Esto pudo ser así si efectivamente transcurrió mucho tiempo desde que una cámara la captó el martes 4 de febrero, último registro que se tiene de ella.
El otro gran interrogante es cómo la mujer llegó al lugar donde fue hallada, lo que más desvela a familiares y amigos. Según presunciones reproducidas por medios cordobeses, puede ser que se haya salido del sendero que lleva al dique Los Alazanes, donde fue encontrada, a unos 800 metros de esa huella principal. De ser así, habría perdido la orientación y caminado casi en círculos durante un tiempo indeterminado.
Familiares y conocidos la describen como una mujer deportista y muy sana, conocedora de la geografía que solía visita. Cuando desapareció, estaba cuidando la casa de unos tíos, ausentes de Capilla del Monte por unos días.
"Es muy dinámica. Por la mañana y tarde tiene sus caminatas intensas. Tiene el estado físico de una scout", dijo en un momento su tía Miriam a medios locales.
La madre de Natalí y dos de sus amigas reconocieron el viernes el cuerpo de la víctima: "Fue un momento muy especial, algo que jamás nos podríamos imaginar en nuestras vidas", dijo Cappello.
El último adiós
Alicia Gabito tiene 71 años. Es la mamá de Mariela, con quien convivía en una vivienda del barrio José Hernández, de San Lorenzo. Su hija era soltera y no tenía hijos. El padre de la víctima vive en Italia, de modo que la relación con la mamá era estrecha e inquebrantable.
Ayer, Alicia trataba de mantener la calma y hablaba profusamente con LaCapital sobre los días que le habían tocado pasar, y hasta del último viaje a Cosquín, a "firmar unos papeles". Se movía y saludaba a la gente dentro de la sala velatoria.
Pasadas las 15, una caravana encabezada por el coche fúnebre, al que siguió una treintena de autos, recorrió el trayecto que separa la cochería del cementerio de San Lorenzo, donde el cuerpo de Mariela quedó en custodia hasta su inhumación definitiva.
Allí, en el último adiós, Alicia se quebró y desahogó el llanto tan contenido. "La mamá quedó sola en el mundo. Mariela es lo único que tenía y se le fue, ahora las amigas nos organizaremos para contenerla", dijo Cappello.