La Legislatura de Santa Fe avanzó este jueves con la sanción de un proyecto de ley que tiene varios objetivos: por un lado, desalentar las apuestan online, principalmente entre los menores, y al mismo tiempo, dotar de herramientas que ayuden a tomar conciencia sobre los riesgos en torno a la ludopatía.
Durante la sesión, la Cámara de Diputados realizó algunas modificaciones a la iniciativa que envió el Senado. Básicamente, se robusteció el proyecto, que en principio solo contemplaba la realización de campañas educativas en escuelas y la capacitación a docentes y las familias. El proyecto crea un Programa que brinde herramientas destinadas a prevenir y concientizar sobre los riesgos para las personas en relación a los juegos de azar y apuestas online. A su vez, busca la promoción de la salud y el cuidado integral de todos aquellos que atraviesan una situación de consumo problemático, estableciendo un marco regulatorio para la protección de los usuarios de juegos y apuestas en general.
Por su parte, Astor Borotto, sociólogo y becario del CONICET hizo referencia a este tema en la adolescencia y juventud: con una mirada desde lo biológico y lo social junto a Betina González quien es neurocientífica e investigadora en el ININFA (CONICET).
Juego compulsivo, juego patológico, ludopatía, adicción al juego, apuestas excesivas y consumo problemático son sólo algunos de los términos que engloban una misma problemática que, en la actualidad argentina, se ha convertido en tema de investigación. En efecto, el crecimiento inédito del mercado de las apuestas trajo aparejado formas problemáticas de juego, las cuales se empezaron a interpretar como una enfermedad o adicción.
Desde una perspectiva sociológica, Borotto explica que aún hoy el juego problemático es un motivo de reprobación moral y de vergüenza para quienes lo padecen, pero cada vez es más común la idea de que apostar en exceso es una patología. Desde una perspectiva neurocientífica, González define a la adicción como un “trastorno cerebral crónico caracterizado por la búsqueda compulsiva de estímulos gratificantes”, se trate de drogas, alcohol o apuestas, a pesar de las consecuencias negativas que desencadenan. “Este trastorno involucra múltiples circuitos cerebrales, incluidos aquellos responsables de la recompensa, la motivación, la memoria y el control de impulsos”, detalla la investigadora.