Para China este jueves ha llegado el día que había estado esperando con ansiedad. Este jueves, la Comisión Nacional de Salud ha declarado que se ha dejado atrás el pico de la epidemia de covid-19 que en este país ha infectado a más de 80.000 personas y matado a más de 3.100. El anuncio llega exactamente siete semanas después de que se impusiera el bloqueo por cuarentena a la ciudad de Wuhan, el foco de la enfermedad, y el país entrara en un largo periodo de parálisis económica y social del que solo ahora empieza a atisbar la salida.
La declaración del portavoz de la Comisión Mi Feng llega cuando China ha vuelto a registrar su número más bajo de nuevos contagios desde el comienzo de la crisis. En total, quince casos, de los que solo ocho se han detectado en Wuhan y seis son importados de otros países. Además, han fallecido once personas.
Es la primera vez desde que se confirmó la gravedad de la epidemia, a mediados de enero, que las nuevas infecciones en Wuhan se cuentan por cifras de un solo dígito. "Los casos nuevos siguen reduciéndose. Creemos que hemos superado el pico del brote actual, que se mantiene en un nivel bajo. La atención médica debe ser la máxima prioridad, pero no tenemos que relajarnos, tenemos que aumentar los esfuerzos de prevención y control”, ha declarado Mi.
En una muestra de que la situación empieza a recuperar los primeros visos de normalidad, las autoridades de la provincia de Hubei -donde se encuentra Wuhan- han anunciado que comenzará a relajar sus medidas de cuarentena, las más duras de todo el país y que afectan a sesenta millones de personas, en cuatro ciudades y comarcas donde no se registran casos desde hace días. Se trata de las ciudades de Qianjian y Shishou y los condados de Gongan y Zhuxi, con una población conjunta de unos 2,7 millones de habitantes.
Pero al tiempo que comienza esa relajación, Pekín también se encuentra preocupado por la posibilidad de un repunte debido al regreso de las decenas de millones de desplazados que aún deben volver a sus hogares y puestos de trabajo tras el largo parón. O los casos importados del resto del mundo, donde las cifras de nuevos contagios aumentan rápidamente en varios países, incluida España. El gran guru científico del Gobierno chino sobre la epidemia, Zhong Nanshan, no prevé el fin de la pandemia global hasta junio.
Pekín, donde quienes llegaban de otras provincias chinas ya debían guardar una cuarentena de catorce días -el tiempo máximo de incubación-, ha ordenado desde el martes que los viajeros que lleguen desde cualquier punto del extranjero también tendrán que permanecer en aislamiento durante dos semanas para descartar que traigan infección. El Gobierno chino también ha cerrado otros lugares simbólicos, como el acceso desde este país al Everest.
Fuente: El País