La alianza entre Javier Milei y Luis Barrionuevo fue fugaz. El sindicalista gastronómico le retirará hoy su apoyo al candidato presidencial de La Libertad Avanza en desacuerdo al acuerdo político que selló ayer con Patricia Bullrich y Mauricio Macri, según informó una fuente confiable de su entorno. “No nos consultó, no se lo consultó a nadie”, se quejó el jefe de los gastronómicos ante uno de sus colaboradores cuando se enteró por la prensa del pacto entre el economista y la excandidata de Juntos por el Cambio.
Barrionuevo se había comprometido a aportar “200.000 fiscales” y cuidar el voto libertario en 11 distritos. Sin embargo, en La Libertad Avanza advirtieron “una traición” y dijeron que ese acuerdo no se cumplió “ni siquiera en un 10 por ciento”. El malestar libertario ya era palpable el domingo, con el escrutinio en curso, pero la derrota destapó la bronca. “Solo hubo voluntarios en Córdoba, Río Negro, Santa Fe, Corrientes y en algunas intendencias de Buenos Aires”, dijo un aliado de Milei que es diputado electo y que fue uno de los negociadores con el gastronómico. El libertario no se animó a dar por roto el vínculo, pero admitió que la desconfianza volvía a guiar la relación con el sindicalista.
Convencido de que en las PASO hubiera obtenido una victoria más holgada si contaba con más fiscales, Milei recurrió a Barrionuevo para embarrarse en la trapisonda electoral. Fue en busca de un aliado que es un símbolo de la “casta” contra la que predica, que llegó al poder de su sindicato en 1979 de la mano de la dictadura militar como delegado normalizador y que desde entonces nunca dejó el mando.
Frente a las acusaciones de los libertarios por las fallas en la fiscalización, Barrionuevo prepara un contraataque. Trabaja en un comunicado en el que rechazará el pacto con Macri, pero además exhibiría planillas con los voluntarios que aportó el domingo electoral. “Es mentira que no fiscalizamos”, defendió a su jefe uno de sus colaboradores.
Barrionuevo se había comprometido a aportar fiscales en Buenos Aires, Catamarca, Chaco, Entre Ríos, Santiago del Estero, Jujuy, La Pampa, Misiones, Río Negro y Santa Fe. Sin embargo, el despliegue de gastronómicos se habría dado solo en cinco distritos y no en la cantidad prometida. Por ejemplo, en Lanús, prometió 290 personas, pero solo fueron 160. Puede resultar irónico, pero no hubo aporte de voluntarios en Catamarca, la tierra donde el gastronómico conserva influencia política.
Barrionuevo lo sedujo a Milei con el argumento de que era capaz de reclutar 200.000 fiscales entre su tropa propia del la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (Uthgra). De las 57 seccionales gremiales que tiene Gastronómicos distribuidas por todo el país, se garantizó antes de las elecciones el respaldo de 45, según confiaron fuentes que participaron del armado. Pero solo hubo casos aislados en los que se cumplió al pie de la letra con lo pactado. En La Libertad Avanza sospechan que Barrionuevo jugó como “un infiltrado del peronismo”.
“Todos los que quieran hacer una nueva Argentina son aliados”, dijo Milei algo huidizo antes de las generales cuando lo consultaron en radio Mitre por su acuerdo con el sindicalista. Detrás de este fugaz novedoso apretón de manos, se proyectaba un pacto de financiamiento y fiscalización electoral a cambio de que el gastronómico tenga injerencia en una eventual gestión libertaria. “No me interesa un cargo, sí tener un presidente amigo”, justificó el gremialista su giro, ya que unos meses antes había hecho campaña para impulsar la candidatura presidencial del kirchnerista Eduardo de Pedro.
Fuente: La Nación