187. Y cuando el lector esté leyendo esta nota es muy probable que el número haya crecido. Es la cantidad de personas asesinadas en Rosario en lo que va del año. Un récord que superó las peores épocas, resultado de un desmadre de violencia que en su mayoría responde a un mismo patrón y condiciona la vida de toda la ciudad. Hasta en el acto por el 138° anual de la Bolsa de Comercio el tema sobresalió en el discurso del presidente Miguel Simioni, por lo que intendente y gobernador le dedicaron un pasaje cuando les tocó a ellos. Cómo hablar de negocios agropecuarios, innovación tecnológica, bioeconomía, hidrovía, inversiones con un tendal de muertos en las calles, extorsiones y un creciente número de víctimas que la ligan de rebote.
“Narcocriminalidad, hábitat y sociedad” se tituló el coloquio que esta semana organizó el Instituto de Desarrollo Regional, institución que lleva un cuarto de siglo promoviendo el desarrollo de infraestructura en el área metropolitana del Gran Rosario. “Lo nuestro pasa por empujar políticas públicas, inversiones, planificación, poner fierros para obras, pero también nos preguntamos en qué sociedad son factibles estos proyectos. Sabemos que si no saldamos este problema no tenemos construcción social común, por eso hablamos de esto”, justificó el presidente del IDR Juan Carlos Venesia.
En Derecho pero cruzados
De la Bolsa de Comercio y el IDR vayamos a otra institución, en este caso la Facultad de Derecho, donde entre jueves y viernes en el ámbito de una actividad organizada por un organismo de la OEA, un cruce entre el fiscal general de la provincia Jorge Baclini y el secretario de Justicia provincial Gabriel Somaglia expuso la debilidad del Estado en el abordaje de las políticas de seguridad.
"No es que no hay plan. No hay siquiera programas de trabajo. No hay interés político en el trabajo que hacemos desde el Ministerio Público de la Acusación, en lo que hacemos los fiscales. Necesitamos un plan a diez años. Hace ocho años que en Santa Fe tenemos una reforma en el sistema judicial penal. Y estamos perdidos en qué hacemos con la flagrancia y con la coyuntura del día a día por falta de interés político en lo que nosotros hacemos. No se toman definiciones específicas para cortar los delitos desde las cárceles. Las economías delictivas operan desde las cárceles, mueven mucho dinero para reciclar el delito violento e intentan penetrar el mercado lícito en forma de lavado de activos", afirmó Baclini.
Al día siguiente, Somaglia la emprendió directo contra el fiscal general. Dijo que notaba que autoridades del Ministerio Público Fiscal lo politizaban acercándose a políticos de distintos partidos y que eso interfería en la objetividad que debe mantener el MPÄ. También señaló que era muy difícil tener consensos con el MPA con algunas actitudes de algunos integrantes.
Fue una refutación más en tono político-electoral que político-institucional. No es casualidad: Somaglia hablaba no como portavoz del gobierno solamente, sino de un peronismo provincial que se re-une. El gobernador Perotti recompuso la alianza con los senadores de su partido, abiertamente enfrentados a los fiscales que pretenden imputar penalmente al senador Armando Traferri, y que la semana próxima se presentarán en queja ante una Corte nacional que tiene la particularidad de que dos de los cuatro jueces son santafesinos.
A nadie se le escapó que Somaglia hacía referencia a la reunión y foto que Baclini aceptó durante la última visita del jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, de la que fueron parte el diputado y precandidato a gobernador Maximiliano Pullaro (UCR) y el diputado nacional Gabriel Chumpitaz (PRO). Esa reunión fue un desacierto, no porque esté mal que un fiscal reciba a un precandidato presidencial que quiera conocer la problemática de primera mano, de hecho sería alentador si todos tomaran ese compromiso.
El desacierto está en lo evidente: no se trató de un encuentro institucional programado sino de una actividad armada para que un dirigente opositor tenga agenda con el tema más grave de la provincia. Pullaro y Chumpitaz sobraban en la foto.
La foto del encuentro con los cuatro expone a Baclini (o Baclini se expone) y le habilitó la posibilidad al peronismo en su conjunto –en esto no parece haber fisuras– de descalificarlo, porque lo intuye funcional a Pullaro, que en la actualidad se ha vuelto un dolor de cabeza para Perotti y su entorno. Pullaro adoptó un perfil filoso que se diferencia del resto de los referentes de la oposición.
Esa diferencia de estrategias es más dañina para Perotti que lo que le tributa en imagen e intención de voto a Pullaro. El radical en “modo karateca” como dicen en el gobierno (fiel al deporte con el que se entrena debería ser “modo boxeador") es, después del propio gobierno, el principal factor de desgaste político del perottismo, con sus ácidas críticas en materia de seguridad y sus incursiones en canales porteños.
El hecho que terminó de encender todas las alarmas en el peronismo fue cuando en el canal La Nación + desempolvó la declaración judicial del zar del juego clandestino Leonardo Peiti en el pasaje que vinculaba la recaudación ilegal con el diputado Roberto Mirabella y la campaña del gobernador. Por el peronismo respondieron el ministro coordinador Carlos Corach y Mirabella, que lo denunció por calumnias. Habrá más capítulos.
Volvamos a la Facultad de Derecho. Después de que el secretario de Justicia devolvió las críticas que el día anterior había hecho Baclini, ambos tuvieron una conversación mano a mano. Somaglia reiteró sus cuestionamientos. Baclini dijo que no corresponde que el gobierno interprete sus declaraciones con determinada tendencia política, entre otras cuestiones porque no lo dijo en público, sino en un ámbito académico donde se estaba debatiendo el funcionamiento del sistema. Que no sólo no es cierto que no lo hizo con intenciones partidarias, sino que esos cuestionamientos sólo los hacen con él. Este último reproche alude al silencio del peronismo cuando el presidente de la Corte Rafael Gutiérrez explícitamente armó reuniones e hizo movimientos preelectorales con intendentes y dirigentes justicialistas en plan de sondear una posible candidatura a gobernador.
No hemos llegado a la cuestión de fondo, lo realmente importante. ¿Es real la situación que señaló Baclini? Que “no hay plan”, “ni siquiera programas de trabajo”, “ni interés político en la tarea que lleva adelante el MPA”.
Lo grave del asunto es que si la respuesta es sí, lo que expresan las afirmaciones de Baclini y la respuesta de Somaglia, es que mientras los muertos se acumulan en las calles y cualquier rosarino queda a tiro de bala, no hay coordinación y acuerdos entre el gobierno que tiene la responsabilidad de la seguridad pública, el manejo de la policía, las cárceles y los recursos económicos, y el organismo encargado de orientar las políticas en la etapa de persecución penal tras haberse cometido un delito. Es de locos.
Sería fácil achacar el origen de esa falla “al loco” del ex ministro Sain, a su vocación por romper más que avanzar, a su mezcla de verdades y medias verdades como hacen muchos dirigentes del peronismo, pero lo cierto es que no era Sain el responsable de la conducción política del nuevo gobierno que llegó en 2019 y menos de la conducción del Estado. Y eso implicaba liderar y coordinar a todas las partes del Estado para encontrar las respuestas prometidas en el contrato electoral.
Desde diciembre de 2019 hubo una sola audiencia entre gobernador y fiscal general. No es obligación que fueran más, pero sería una señal de protagonismo y liderazgo en medio de la crisis permanente de seguridad.
Hay dos situaciones muy espinosas con las que deberá tratar el gobernador Perotti en este tramo final de gestión.
Siguiendo con el tema del MPA, en abril próximo vencen los mandatos del fiscal general Baclini y los 5 fiscales regionales. La renovación requiere la realización de un concurso que la secretaría de Justicia a cargo de Somaglia ya está preparando y luego el acuerdo de la Legislatura. Es inimaginable ese proceso en el contexto político actual, con una oposición muy fuerte en la Legislatura y que olfatea probabilidades ciertas de gobernar en el próximo turno.
Después de mucho tiempo y después de retirarlos dos veces, recién esta semana el gobierno logró aprobar 14 pliegos de jueces. Se resignó a avanzar con aquellos que estaban todos de acuerdo después de tres años en los que casi no hubo designaciones de fiscales, magistrados y defensores mientras las vacantes crecían.
Conseguir acuerdos para renovar la conducción del MPA (Baclini no puede renovar) requerirá mucha política para no tensar más aún las cosas. El oficialismo sospecha que la oposición buscará prorrogar los actuales mandatos hasta 2023 para cambiarlos ellos si son gobierno y adelanta que no extenderá ningún plazo. Pero a la vez el peronismo no tiene suficientes votos para aprobar los nombres que envíe Perotti.
Una segunda situación muy espinosa es el camino que tomó el gobernador en materia de seguridad pública, que es exactamente el opuesto al del inicio de la gestión e implica un retroceso sobre un asunto que la política santafesina tenía mayoritariamente convenido y superado hace muchos años. El nombramiento del comisario retirado Rubén Rimoldi como ministro de Seguridad implica volver a enfocar la seguridad como un problema policial.
Entonces el problema no es que el ministro sea un policía, como un médico es ministro de salud o un maestro de Educación, sino que Rimoldi “es” un sector de la policía manejando las políticas de seguridad. Y eso no es bueno para la Policía, que a poco de andar verá que sola no puede, y mucho menos para la sociedad, que necesita profundizar un enfoque integrador en el que la policía sea una parte del abordaje. Pueden dar fe del pasado no tan lejano barrio de la Carne, Municipal, Tablada, Ludueña, donde algo se había avanzado.
Por eso son valiosas las expresiones de los presidentes de las bancadas de diputados peronistas de la provincia, Leandro Busatto y Matilde Bruera, tomando distancia por la elección de Rimoldi. Desde esos lugares institucionales expresaron el sentir, no de todo el peronismo, pero sí de una parte muy importante, que sabe que el mensaje al estilo de los viejos tiempos “Más acción y menos palabras” puede funcionar como placebo con algún resultado momentáneo, pero para la complejidad del problema que hay por delante es pan para hoy y lamentos para mañana.
Fuente: Rosario3