En una sesión caliente, el oficialismo logró mantener en pie el veto que Javier Milei aplicó sobre la ley que otorgaba un aumento automático a los haberes jubilatorios y mejoraba los bonos para quienes perciben la mínima. Aunque la oposición reunió 160 votos para rechazar el veto, no alcanzó los dos tercios necesarios debido a 6 abstenciones estratégicas que beneficiaron al gobierno.
Entre quienes se abstuvieron estuvieron los diputados de Misiones ligados a Carlos Rovira, la macrista María Eugenia Vidal y la entrerriana Marcela Antola, cercana al gobernador Rogelio Frigerio. Todos estos movimientos fueron leídos como parte de una negociación entre la Casa Rosada y los mandatarios provinciales para asegurar votos o, mejor dicho, silencios.
La ley vetada había sido aprobada en julio con amplio respaldo y contemplaba una suba del 7,2 % en las jubilaciones, un bono mensual de $110.000 para quienes perciben la mínima, y beneficios para personas con discapacidad. Milei justificó el veto por falta de financiamiento y sostuvo que la norma ponía en jaque su meta de déficit cero.
La decisión ocurre en un contexto sensible: las marchas de jubilados frente al Congreso se han vuelto una postal habitual, reprimidas en varias oportunidades. Con las elecciones legislativas de octubre cada vez más cerca, el oficialismo apuesta a sostener el ajuste fiscal, incluso a costa de un nuevo golpe al bolsillo de los sectores más vulnerables.

