Al habitual control que el Gobierno viene imponiendo a las empresas en materia de importaciones ante la falta de divisas (los famosos cupos), se sumó en los últimos días uno nuevo: la manipulación de la Capacidad Económica Financiera (CEF), un número que define si esa empresa tiene o no capacidad para comprar en el exterior, y que fue recientemente modificado por las autoridades para evitar que sigan saliendo divisas del país. ¿Cómo impacta esta medida en las compañías? ¿Qué alternativas barajan? Por lo pronto, y todavía sin acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) hasta mediados o fines de marzo, el panorama se presenta complejo. El respiro llegaría en abril, con los dólares de la cosecha, esperan -y así lo comunican al sector privado- en el Gobierno.
Si bien el CEF es un algoritmo que la AFIP tiene vigente desde hace varios años para ejercer un primer control de las importaciones, la delicada situación de falta de reservas hizo que muchas firmas se encontraran, de un día para el otro, con que su capacidad financiera se había reducido fuertemente y que ya no tenían posibilidad de seguir operando. Advierten que el organismo recaudador modificó los números de forma discrecional y que ahora directamente no pueden presentar a la Secretaría de Industria un permiso para importar (SIMI) ni tampoco comprar lo que tiene licencia automática.
“A partir del 26 de enero, me bajaron el CEF de $1.000 millones a $2 millones anuales. En el sistema, puse reprocesar y automáticamente volví a tener $1.000 millones. Pero eso duró 4 días. Hoy -por ayer- me lo bajaron otra vez a $2 millones, y modificaron el sistema, por lo que ya no puede cliquear reprocesar”, explicó a Infobae un empresario que importa artículos de bazar y que está evaluando, con sus abogados, la posibilidad de presentar un amparo. Muy molesto con la decisión, manifestó que ya no puede operar más ni pedir un permiso nuevo (SIMI) para, al menos, lograr su aprobación por la vía judicial.
A su turno, otro empresario contó que tenía un CEF de $2.100 millones mensuales y se lo redujeron a $125 millones, cifra que es cuatro veces inferior a lo que requiere para mantener su operatoria. “Ahora directamente no puedo presentar licencias. Hasta ahora, en lo que eran automáticas, yo las pedía mientras volaba la mercadería. Nunca tuve problemas. Pero ahora ni siquiera eso se puede presentar”, aseguró el directivo de una importante firma importadora.
Desde la Unión Industrial Argentina (UIA), señalaron a través de un comunicado que, tras gestiones ante organismos oficiales, “la AFIP confirmó que la determinación del CEF no ha tenido cambios de metodología de cálculo si no que los nuevos montos se establecieron con la incorporación de información actualizada y que en algunos casos, el cupo disponible se vio absorbido por anteriores operaciones en el sistema de SIMIs no confirmadas ni despachadas”. En ese sentido, “las empresas podrán tramitar reprocesos de cálculo (presentando documentación complementaria) y hubo compromiso de la AFIP para agilizar las gestiones y evitar que las empresas puedan enfrentar problemas productivos o de abastecimiento”, agregaron en la central fabril.
El directivo de una firma del sector agropecuario, que también se vio duramente afectada por la reducción del CEF, explicó: “Hoy mi principal preocupación es la actividad. Si no se pagan importaciones, habrá un frenazo, y hasta abril lo veo complicado”. Y también el Gobierno está inquieto al respecto porque sabe que los dólares de la soja recién comenzarán a entrar a principios de ese mes, con el agravante de que serían unos USD 1.000 millones menos que los estimados originalmente por la menor cosecha de soja y maíz producida por la sequía, de acuerdo con recientes estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario.
Tanto es así que desde el Gobierno, y de forma puramente informal, se les está planteando a algunas empresas que podrían flexibilizarse las condiciones para importar pero con el compromiso de girar las divisas recién a partir de abril, situación que no todas pueden cumplir por las exigencias de sus proveedores en el exterior. La apuesta oficial es que no sólo estarán ingresando los dólares de la cosecha gruesa, sino que también estaría firmado el acuerdo con el FMI -el vencimiento fuerte es el 22 de marzo y es la fecha límite-, lo que no solo implicaría fondos frescos sino un escenario de mayor estabilidad y previsibilidad.
Estos cambios en la operatoria para importar fueron analizados en la UIA, así como también en la Cámara de Importadores (CIRA), que por el momento decidió no sacar ningún comunicado hasta no tener un panorama más claro de la afectación de la medida. Desde la central fabril enviaron una carta el jueves de la semana pasada a la titular de la AFIP, Mercedes Marcó del Pont, en la que le presentaron las respectivas quejas por el impacto que estas trabas están teniendo en la producción.
“Si bien el CEF no es un requisito nuevo, el problema actualmente radica en que los montos asignados a las empresas afectadas por esta situación están por debajo de sus operaciones habituales y de acuerdo a los montos proyectados para 2022, lo que está empezando a generar inconvenientes en el arranque productivo del año”, sostuvo la nota.
“Entre las empresas afectadas se presentan casos de exportadoras que reportan saldos comerciales positivos, pero que de todos modos están viendo imposibilitado el acceso a los insumos necesarios para la elaboración de sus bienes exportables”, se quejaron los industriales.
Fuente: Infobae