La inseguridad en el barrio Guadalupe Oeste de Santa Fe atraviesa un pico crítico. Así lo definió Mónica Ledesma, vecina de la zona, quien describió la situación como una “coyuntura muy jodida”, marcada por una concentración de delitos que van desde el robo de cables hasta entraderas a domicilio.
“Si bien los hechos de inseguridad se han ido dando a lo largo del tiempo, lo que llama la atención es que en este momento está concentrado en este sector el robo, la entradera, el robo de cable”, afirmó Ledesma en diálogo con este medio.
Robo de cables y “entraderas por los techos”
La vecina explicó que la sustracción de cables ya no solo afecta a casas particulares, sino también a instituciones barriales. Detalló los casos de la Escuela Stephenson, la Parroquia San Cayetano y la Escuela 38, que han sufrido este tipo de vandalismo.
Además, Ledesma alertó sobre una modalidad delictiva recurrente: las “entraderas” (ingresos a viviendas) que “habitualmente se hacen por los techos”. La propia vecina relató haber sufrido un robo en su casa bajo este mismo método. A esto se suman robos menores pero constantes, como sustracción de picaportes o el tanteo de puertas y portones.
Los horarios críticos: la siesta y la noche
Consultada sobre los momentos de mayor riesgo, Ledesma identificó dos franjas horarias clave: la noche y el horario de la siesta.
“Son dos horarios que son complicados (…) porque hay poca gente en la calle”, explicó.
“No podemos naturalizar esto”: el pedido de patrullaje
Ante este panorama, el principal reclamo de los vecinos es la necesidad de “mayor patrullaje por parte de la policía, fundamentalmente en estos horarios”. Ledesma señaló que, si bien la presencia policial suele aumentar tras una seguidilla de hechos, el problema regresa en cuanto los controles se retiran.
“Esta es una cuestión que no podemos resolver los vecinos”, sostuvo, y agregó que es una tarea del Ministerio de Seguridad y la policía.
La referente barrial insistió en el clima de temor que se vive en Guadalupe Oeste: “No podemos naturalizar estas cosas”. Relató que los vecinos “tienen temor de esperar solos” el colectivo y que las madres deben acompañar a los chicos que van a la escuela secundaria. “A la noche escuchás un ruido y lo primero que pensás es que entraron”, concluyó.


