En épocas de coronavirus no faltan las historias de argentinos que estaban desparramados por el mundo y tuvieron que atravesar una odisea para volver al país y cumplir la cuarentena en sus hogares. Realmente hay muchas, pero una de las más espectaculares tiene como protagonista principal a una deportista top en su disciplina: María Andrea An, campeona nacional de patinaje sobre hielo.
Nacida en Buenos Aires hace 25 años pero de padres chinos, en enero viajó a visitar a su madre, que vive en Wuhan, la ciudad donde comenzó la pandemia. Llegó el martes 21, dos días antes de que la ciudad quedara completamente aislada y tras un par de días encerrada en la casa de su madre, empezó a buscar la manera de regresar junto con su novio, que había viajado con ella. La embajada argentina en china les consiguió dos posibles vuelos: Brasil, era prácticamente volver a casa, y Ucrania, que fue finalmente la salida que se concretó.
Luego de muchísimos controles, la pareja pudo subirse al avión con destino a Kiev, donde el objetivo era trasladarse a un centro médico ubicado a 350 kilómetros de la capital, para realizar allí la cuarentena. Sin embargo, manifestantes que se oponían a recibir viajeros procedentes de Wuhan por miedo al contagio les cortaron los caminos, lo que los obligó a cambiar de planes e ir a un hospital militar. "Los nervios del momento quedaron de lado por lo bien que nos trataron en el hospital y también el pueblo ucraniano. Nos mandaban regalos, donaban libros, llegaban cartas...", le contó An al sitio de Deportv, donde se dio a conocer su historia.
La patinadora y su novio tuvieron que pasar las dos semanas cada uno en una habitación pequeña, prácticamente sin interacción, siempre con barbijos y donde solo salían del cuarto para buscar la comida. "Aproveché para trabajar con la computadora, pasaba el rato con el celular e intentaba hacer una rutina de ejercicios físicos a pesar del espacio reducido", relató. Pasado el plazo, fueron evaluados medicamente, ambos dieron negativo a los estudios de coronavirus y en un acto que tuvo la presencia del presidente ucraniano, recibieron el alta para poder seguir viaje.
El último tramo fue más sencillo, la salida de Ucrania no fue tan difícil como la de China porque todavía no se registraban casos y el aeropuerto operaba con normalidad, por lo que tomaron un avión a Madrid, donde la cónsul argentina los estaba esperando para ayudarlos a subirse al avión de Aerolíneas Argentinas que finalmente los dejó en Ezeiza el sábado 7, momento en el que tuvieron que iniciar una nueva cuarentena, cuyo final se pegó con la obligatoria anunciada por el presidente Alberto Fernández.
"Por mi parte tuve días como de tristeza o ansiedad, donde realmente no sabía qué iba a pasar. No estaba segura con qué nos íbamos a encontrar y siempre tenés esa sensación de temer por tu salud. Ante lo desconocido uno siempre tiene miedo o duda. Por suerte Germán estuvo siempre más calmo, je", asegura María, ya desde su casa. Y para cerrar, insistió: "Hay que seguir las indicaciones y quedarse en casa. Es la forma más efectiva de combatir al coronavirus".
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Fuente: TyC Sports
